domingo, 30 de noviembre de 2014

Limpieza.

Estaba limpiando mi casa.
Siempre que pasábamos por algun lugar con intimidad, las cosas terminaban manchándose, lo cual es extraño, porque ambos llevábamos lo de estar limpitos bastante a raja tabla. Pero supongo que la limpieza personal no es lo mismo que la del medio, que nada importa cuando tienes al otro en tus brazos y fuego corriendo por tus venas.
Estaba limpiando mi casa, y caí en la cuenta de que es posible que fuera la última vez que quitara a su descendencia de mis sábanas. O que fregase la taza de ColaCao que él había usado en mi sofá. O que echaría a lavar lo que había utilizado como pijama.
Y pasé de limpiar la casa a participar de una pelea de proporciones titánicas conmigo misma. La fracción que sabía que había que limpiar porque mis padres no podían enterarse de que él había venido contra la fracción a la que, aún sabiéndolo, le daba exactamente igual, y sólo quería acurrucarse y olvidar que existía entre todos aquellos restos.
Y puede parecer asqueroso. Y no me importa. 
Al final, pacté una especie de tregua conmigo misma; limpiaría cuando pasara aquella noche, dado que él iba a volver a dormir allí. Así pues, la fracción no-limpiadora se puso los pantalones de basket que él había usado como pijama y se hizo un burrito entre las sábanas manchadas de su olor y de su semen. 
Pero cuando rompieron a llorar, lo hicieron ambas mitades juntas, abrazadas, tratando de suplir el enorme agujero negro que se estaba creando a nuestro al rededor, o dentro nuestra, según por dónde se mire.
Y de pronto, salió de mí una rabia extraña, ya que yo siempre tiendo a hundirme. Pero no esta vez. Aquello no había acabado. Y con aquello me refería a todo. A él y a mí. Ahora tendría que enfrentarme a la mayor putada de mi vida, la más difícil, y la que más iba a doler.
Y la iba a dar por culo, o a morir en el intento.
Volvería a limpiarle de mi casa solo para mancharlo todo de nuevo. Una y otra vez. Costara lo que costase. Me lo pinkyprometí a mí misma.
Pero, sólo por si a caso, me quedé ahí con su ropa un ratito más, respirándole en mi cama.

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