*Un año y once meses*.
Recuerdo aquellas escapadas a "casa de Elena", en las que bajaba a la calle en pantuflas, con un moño de choni, y en las que había tiempo para un beso, una sonrisa y poco más. La mayor parte de las veces con un frío helador, pero daba igual, porque hacían que pudiera respirar hondo y seguir creyendo.
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