Conozco drogas con menos capacidad de adicción que tus abrazos de tres letras; ven.
Ven, que tengo el corazón y la cama sin hacer. Que a veces la vida me cuesta trabajo y no me pagan por ella; que quiero decirte prosas, abriendo más las piernas que la boca.
Vísteme despacio, que tengo prisa por volver a desnudarte. Sálvame la vida, pero déjame morirme de amor si apareces sin paraguas, cerca.
Córrete hacia la izquierda y hazme un hueco. Que yo ya me he corrido hacia tus manos sin permiso, sin educación.
Déjame cubrirte las espaldas con el ombligo, déjame partirle la cara B a la vida. Déjame consolarte, consolarme, consolarnos. Déjame consolidarte en arte.
Déjame no ser si no hago, déjame hacer aunque no sea. Déjame ser suelo si te caes y cielo si lo tocas. Y nubes si te llueve; y tabla si te ahogas, y humo si ya no te ríes.
Déjame hacerlo mal para sentirme bien. Déjame que sienta y siéntate, que tengo algo que contarte.
Déjame, pero sobre todo; no me dejes.
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