La magia.
La magia es algo que nadie sabe definir, algo que está o no está, pero no se puede tocar, oler, ver u oír, y por supuesto, no se puede demostrar. Es algo que se siente entonces, ¿no? Se siente, sin más.
Pero ahora en serio, ¿qué es la magia?
¿Mandar a tomar por culo la rutina? En parte, sí. Sorprender y ser sorprendido. Que se te escape la vida en la risa frente a él. Que se te olvide todo, al menos mientras sus dedos se deslizan por tu antebrazo, dibujando sueños inconfesables. Que te lleve a sitios que aun estando a la vuelta de la esquina, el otro haya conseguido transformar en un Nunca Jamás.
¿Conseguir que todo lo malo se marche? Sacarte de tu vida, de tus problemas, de tu cabeza, que te aleje de todo sólo con cogerte de la mano. Que la noche anterior la pasaras llorando y sólo con un trocito de tarde vuelvas a creer, al menos durante un rato, que todo es posible.
¿Ilusionar? Provocar una sonrisilla de esas que no puedes tragarte por mucho que lo intentes, dos sonrisas de esas que te llenan los labios después de un beso que te acercó a la luna, tres sonrisas que te lleguen hasta las orejas después de una frase que lo diga todo de la forma más corta posible.
¿Se come? ¿Está blandito? (Sí, te puedes reír…).
Se siente dentro. Pero puede que también un poquito fuera. Y a lo mejor sí que se ve en los ojos del otro cuando se lo provocas. Cuando haces algo que hace que se le escape media sonrisa y meneé la cabeza como pensando “será idiota”.
Cuando se lo provocas. La magia nace, pero luego no se mantiene. Hay que mantenerla. Hay que provocarla. Hay que buscarla, avivarla, hacer que explote frente a ti. La magia hay que ponerla, porque las chispas, sin un mechero, se apagan. La magia hay que currársela. Y si no, todo lo demás terminará por dar igual, tarde o temprano. Pero si te la curras... Terminará por hacer mella, tarde o temprano.
Y yo, queridos y queridas, tengo mi carta de Hogwarts en la estantería, y mi varita justo delante. Se podría decir que soy una bruja, bruja, en todos los sentidos de la palabra. Y estoy dispuesta a encender esta magia hasta que un duelo de magos parezca una mala broma a su lado.
Sé que por ahora no voy mal… Pero prepárate.
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