domingo, 24 de agosto de 2014

Mar.

Desde un acantilado, el mar se ve muy grande. Más que desde la playa o desde un avión. Pero todo depende del momento en el que lo mires, claro. 
En este momento, por ejemplo, siento que el mar es la pena de alguna zorra que se cruzó con el cabrón equivocado. O con el correcto, depende cómo se mire. Ella lloró tanto, que inundó un planeta que hasta el momento había sobrevivido con pequeños lagos y poco más. Era un planeta "apañao".
Seguramente ella intentó que él no consiguiera llegar hasta su interior. Y tal y como acabó todo, es obvio que fracasó. Es lo que tienen los cabrones correctos/equivocados, que en realidad no hay mucho que se pueda hacer para que no acaben robándote el corazón.
Supongo que alguien normal sentiría lástima de esta pobre chica. Es lo más lógico.
Pero en este momento, y desde lo alto del acantilado... Creo que podría hacerle competencia, e inundar el mundo por segunda vez. Así que lástima, más bien poca.
Es probable que me llevara por delante a todos los seres bichos, como daño colateral. Pero, al fin y al cabo, ¿quién quiere un mundo en el que ya no tienes al cabrón correcto contigo?


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