Recuerdo aquella noche en la que esperábamos en la parada del bus, porque yo tenía que volver a casa. Recuerdo que había llovido, porque todo estaba húmedo, y el ambiente era fresco. Aún tenías aquellas botas con la punta de metal sobre las que podía subirme. Y me subí. Y bailamos mientras ambos cantábamos "Un mundo ideal". Sentí que volaba más alto de lo que Aladdin haya conseguido nunca con su alfombra.
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