Ha pasado un chico a mi lado con su colonia. La verdad es que pensaba que nunca me pasaría esto, no por nada, sino porque él antes no usaba colonia, y su olor era muy peculiar. Había parte de su casa, sí, pero había más, como un aroma suave y profundo, pero para notarlo había que poner los labios sobre su cuello, su clavícula, su pecho...
El encontronazo de sentimientos ha sido brutal. Por una parte, el echarle de menos a muerte, lo cual ha sido como un guantazo. Le echaba de menos, y dolía pensar en él, pero no me había dado cuenta de hasta qué punto me faltaba.
Y por otra, la rabia que me sacudió como un látigo, por el hecho de que fuera un él de mentira, de que oliera a él, pero no fuera él.
Estaba viendo maravillas del mundo, cosas que puede que nunca volviera a ver, cosas preciosas, increíbles... Y no estaba disfrutando en absoluto. Y entonces me vino a la mente un verso de Irene X. Y por primera vez, lo entendí.
Domingo 28.
Hay muecas que me hacen sonrisa cuando se me cruzan con copas de más en algunos bares.
Chicos tristes que bailan recuerdos y me invitan a hacerlo.
Vuelos de faldas donde aterrizar un rato.
Manos suaves que sueñan con acariciar una nuca que se ceda abierta a ellas.
Piernas cruzadas que se abren como dejando de creer en la suerte.
Destinos escritos que me dedico a borrar con la misma goma con la que tú solías recogerte el pelo para recogerme del suelo la pena.
Y después deshacérmela en la boca.
Hay ventanas abiertas que piden un alma que las cruce.
Asfaltos ardiendo esperando un cuerpo frío que los cubra de rojo.
Nudillos que parecen golpes de suerte
sin saberse buena o mala.
Hay chicas que bailan en despeinadas en discotecas los viernes de madrugada.
Chicos que las desnudan con los ojos llenos de grados.
Hay camareras que no te cobran su sonrisa con las copas.
Y deberían.
Hay desiertos que te matan de sed.
Mares llenos de peces que te invitan a bucear con ellos.
Canciones pegadizas que olvidar a los cuatro días.
Drogas duras que son unas blandas.
Hijas de puta que no tienen madre
pero sí sentimientos.
Cabrones echando de menos a zorras.
Ciudades preciosas de las que enamorarse un par de días.
Hay camas elásticas cargadas de nostalgia que intentan subirte a un cielo que confunden con el techo.
Botellas de vino que saben a recuerdo del olvido.
Mentiras tan dulces que las harías cuento para dormir.
El mundo está lleno de cosas maravillosas que me importan una mierda.
Que vería pasar de largo
toda mi vida
sólo contigo.
"El sexo de la risa", Irene X.
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