lunes, 29 de septiembre de 2014

Cócteles peligrosos.

Más o menos hacia este momento ya estaba empezando a entender… Que la única manera (si es que había alguna) de salvar todo esto era… Dejándote marchar. Pero claro, todo mi ser se rebelaba automáticamente ante la sencilla aparición de esa idea por mi mente. 
Perderte. Estar sin ti. No estar sola, estar sin ti. Son dos cosas muy diferentes. Me sentía estafada. Había luchado con todas mis fuerzas durante la mayor parte del tiempo juntos contra la sensación, la aceptación de que eras parte de mí, porque sabía que si ese momento llegaba, dejaría de saber vivir sin ti. Lo mismo me pasó con las chicas, ¿sabes? Y ya no sé vivir sin ellas. Llega un momento, un tope, una… Situación, en la que no puedes negarte más a ti misma que algo ha pasado a formar parte de ti. Y por mucho que había tratado de resistirlo, aquel momento había llegado contigo. Y ahora, no excesivamente después, entendía que tenía que dejarte marchar. 
Miedo es un eufemismo para lo que me llenaba cuando conseguí “asimilarlo”. Terror absoluto, pánico… Puede que se acerquen más, pero seguían quedándose lejos. Había un ejército de “¿y si…?” tan grande que a su lado la jauría de Uruk-hai que atacó el Abismo de Helm, parecían una panda de críos en el parque. Mierda, se me olvidaba que no te gusta el Señor de los Anillos. Nunca entendí eso. Tú, un friki hecho y derecho… En fin.


Pues así era el ejército de Saruman. Y no le llegaba ni a la suela de los zapatos a mis miedos. Ya te había dejado marchar una vez, y fue el mayor error de mi vida. Todos sabemos que soy un poco inútil, pero he conseguido aprender cuándo algo puede llegar a matarme.
Y en estos pensamientos tan dulces me hallaba cuando me saltó en el ipod la canción de The Hoobastank, “what happened to us”. Y te juro que odié a ese cacharro como no lo he odiado en la vida. Pero ni así tuve fuerzas para quitar la canción. Y la escuché, mientras sentía que algo se rompía en mí.
Pero de pronto sonó el puente, y me sorprendió, porque no recordaba aquella parte. Y se me grabó a fuego, y tuve que poner la canción una y otra vez. 

“We could have made it work, we could have found a way, 
We should have done our best to see another day 
But we kept it all inside until it was too late
And now we're both alone, the consequence we pay
For throwing it all away, for throwing it all away...” *

*Podríamos haberlo hecho funcionar, podríamos haber encontrado el camino,
deberíamos haber dado lo mejor de nosotros mismos para ver otro día,
pero nos lo guardamos todo dentro hasta que fue muy tarde.
y ahora ambos estamos solos, la consecuencia que pagamos,
por tirarlo todo lejos, por tirarlo todo lejos...
No. No. No. No. No. NO.
No iba a acabar como Doug Robb, aquellas palabras nunca saldrían de mi boca. Él decía que no lo habían intentado todo. Que podrían haber hecho que funcionase, que deberían haberlo intentado. Y luego en el estribillo se lamentaba de haber perdido lo único que quería. NO. Nada era demasiado bueno para ser cierto. Es verdad que la mayor parte de las cosas eran más fácilmente creíbles cuando eran imposiblemente malas, pero precisamente por eso también podía ocurrir a la inversa. 
Sabía que eran las dos únicas cosas que quedaban por intentar. Dejar que te alejaras… Y *** ** ********** ******* (lo siento, no puedo revelar mis armas tan a la ligera). 
Y no iba a dejarme nada en el tintero. No contigo. Ni ahora ni nunca. Aceptaría todo tuviera que aceptar, pero no dejaría de luchar. No mientras siguiera sintiendo todo aquello (y por desgracia, parecía que iba para largo). Porque reniego contra la idea de que hay que aceptar lo que hay. Si algo podemos hacer es cambiar las cosas. Si no, ¿qué puto sentido tiene la vida? 
Me sentía tan llena de rabia, tan llena de potencia. Habría acabado con el mundo yo sola. Pero entonces el ipod (al que por mucho que no quiera admitirlo, le caigo bien), pasó a otra canción. Una que me golpeó mucho más dentro. Y me dio esperanza, por mucho que traté de evitarlo. Porque la esperanza no se pide, ni hay manera de echarla, y eso lo saben aquellos que han estado donde yo me encuentro… Vaya, tú deberías saberlo.


La esperanza y el amor son un cóctel Molotov. Y si tengo que explotar en el intento… Al menos no acabaré lamentando nada. 


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